¡Mejor, llevarse bien!
Laura Sanchez-Cañete Moreno fiscal, procedimiento, reforma fiscalLas relaciones con la AEAT, siempre tan revueltas y objeto de tanto rechazo por parte de los contribuyentes, tienden a mejorar. La AEAT, el Consejo para la Defensa del Contribuyente y el Tribunal Supremo, están poniendo su empeño en que los procedimientos dentro del orden tributario estatal, se lleven a cabo con las máximas garantías. Esto es cuestión de todos.
La AEAT está comprometida con el envío a los contribuyentes de comunicaciones y éstas serán cada vez más abundantes, con el objetivo de que se conozca, de antemano, las irregularidades que los contribuyentes están cometiendo y puedan ponerles solución e incluso regularizarlas; todo ello, con la ventaja de que estas comunicaciones no implicarán la posterior sanción, siempre que el contribuyente regularice, una vez avisado y no espere a la actuación de la Administración.
Por otro lado, la Administración está siendo alertada por el Consejo para la Defensa del Contribuyente (CDC) para que cambie prácticas que podrían considerarse abusivas, por muy lícito y honorable que sea su fin. Por ejemplo, debe admitir la buena fe del contribuyente aún cuando éste haya sido requerido por la AEAT y, en el caso en el que no se aprecie, la Administración deberá probar la culpabilidad y no se puede limitar a anunciarla sin más prueba. Además, se debería admitir el historial del expediente como prueba de su buena fe.
El Tribunal Supremo también está ayudando mucho, en estos dos últimos años, porque ha aclarado la deducibilidad de algunos gastos que, estando relacionados con la actividad, la AEAT le ponía muchas pegas, como son: los intereses de demora, las nóminas de los socios, las comidas y los regalos a clientes y los intereses de los préstamos que pidan para su negocio.
Y ahora nos llega nuestro turno, el de los contribuyentes, a los que Hacienda Pública nos exige buenas prácticas y para ello, la suscripción del Código de Buenas Prácticas, al que os animamos a firmar.